Translate

martes, 2 de octubre de 2012

Chaung Tha, nos vamos a la playa!

Yupiiiiiii! Por fin una tregua a este asfixiante calor!!! :-)
Tras dos semanas de recorrido por Myanmar, no queríamos acabar nuestra visita al país sin conocer sus playas y disfrutar un poco de la fresca. Y una vez que llegamos allí, la pena fue no haber comprado el vuelo de salida del país para unos días más tarde, pues los tres días de relax nos supieron a muy poco :'(

La verdad es que llegar a Chaung Tha fue toda una odisea. Nos costó 3 buses y 24h de trayecto, pero el esfuerzo mereció la pena! Solo el viaje en sí, nos regaló un par de momentos explosión-de-risa-no-puedo-parar_Paco-que-nos-está-mirando-todo-el-mundo!

El primero fue cuando el autobús a Yangon hizo una parada de madrugada en la que se bajó todo el mundo menos yo, que me quedé durmiendo, y fui despertada por una sopa humana con forma de... Paco?! En medio de la parada se desató una tormenta y mientras todo el mundo esperaba a resguardo a que el conductor acercara el autobús al tejadillo donde se refugiaban, Paco decidió ir andando hasta el autobús, lo que le valió acabar empapado hasta los calzoncillos! Sobra decir que el resto del viaje lo hizo en ropa interior y embutido en un saco-sábana que siempre llevamos en la mochila de mano para los viajes largos. Parecía un cruce entre gusano de seda y momia egipcia, envuelto hasta la nariz para evitar tiritar con el frío del aire acondicionado.

El segundo fue cuando, empaquetados en un autobús de cuando Franco era corneta, paramos en medio de la carretera para recoger un cargamento de patos. Menos mal que no nos los metieron dentro, pues allí ya no cabía ni un alfiler, sino que en su lugar, los subieron al techo del autobús. Eso sí, lo hiceron con una técnica totalmente insólita para nosotros. Entre varios hombres, desmontaron la jaula, la subieron al techo y entonces comenzaron a lanzar los patos cual cohetes, uno por uno, al hombre que estaba arriba para que los fuese enjaulando de nuevo. Los graznidos de espanto que lanzaban los pobres animales, acompañados de una pequeña nube de plumas cada vez que uno salía disparado, consiguieron que por un momento se nos olvidara por completo que nosotros mismos parecíamos sardinillas en lata dentro de aquel autobús.

dos sardinillas enlatadas ;-)
nótese el espacio entre asientos y que no se podían bajar las piernas por los sacos de debajo :-p
Y al fin llegamos a Chaung Tha! Desde el primer momento, toda la gente volvió a desvivirse por hacernos sentir como en nuestra propia casa. De verdad que estos birmanos son de lo más agradable que nos hemos cruzado en todo nuestro camino. Ojalá en todos los países fueran así! Éstos además, al enterarse de que éramos españoles, se alegraron de poder darnos una buena noticia, y era que en el mismo hotel, se alojaban dos chicas argentinas con las que podríamos hablar en nuestro propio idioma. Todo al que nos cruzábamos, nos hablaba de ellas, y cuando por fin las conocimos, entendimos por qué. Enamoraditos los tenían a todos!!! Jejeje. Y es que Maru y Flor resultaron ser dos chicas relindas, con las que pasamos muy buenos momentos.
 
Además de Flor y Maru, hubo varias personas más que nos amenizaron la estancia. Recuerdo con especial cariño a un niña de 8 años y a su hermanito de 12, con los que pasamos una mañana entera haciendo castillos de arena y "saltando" olas, mientras las vacas a las que cuidaban pastaban a pocos metros de nosotros en una playa totalmente desierta. También a los personajes que trabajaban en la guesthouse. Siempre tan alegres y tan graciosos, aunque nunca tanto como la noche en que todos se emborracharon. Nos cuidaron taaaaaan bien! Que hasta vinieron a despertarnos por la mañana el día en que partíamos para asegurarse de que no perdíamos el autobús y nos daba tiempo a desayunar. Mr. Paco, it's ten past five, nos gritaban a través de la ventana, desde la calle.

Rosita y Juan (como los bautizamos tras no ser capaces de memorizar sus nombres) jugando a enterrarse en la arena.
Definitivamente son muchos los buenos recuerdos que nos llevamos de este lugar, no solo por las personas con las que compartimos charlas, cervezas, partidas de cartas y baños en la playa, sino también por los paisajes y las hermosas puestas de sol.


INFORMACIÓN PRÁCTICA PARA VIAJEROS

- Transporte: desde Bagan no se puede ir directamente a Chaung Tha. Hay que coger un bus a Yangon (salidas a las 9:00, 9:30, 17:30, 18:00 y 18:30 según la compañía y llegada en unas 10-11h por 11000-13000 kyats, incluyendo pick up en la guesthouse). Te deja en la estación de Aung Min Galar y desde allí hay que coger un pick up compartido a la estación Dagon Ayar, que tarda como 1h. A Chaung Tha solo hay un autobús diario desde Yangon (salida a las 6:00 y llegada a las 13:00, por 10000 kyats). También se puede ir a Pathein (varias salidas al día, tarda 4h por 4500-7500 kyats) y allí coger un bus hasta Chaung Tha (varias salidas al día por 4000-5000 kyats, tarda 2:30h). Para hacer este recorrido, las compañías de autobús piden 3 copias del pasaporte y luego paran en la carretera para los controles policiales a los extranjeros.
El recorrido Chaung Tha - Yangon también es cubierto por un único bus diario (salida a las 6:00, llegada a las 13:00; 10000 kyats) que te deja en Dagon Ayar. Para ir desde allí a la zona de la Sule Pagoda, hay que coger el autobús urbano número 2 (como 1h, 300 kyats/persona).

- Alojamiento: nos quedamos en el Shwe Hin Tha Hotel (tlf. 042-42322, 042-42118, 09 52 00617). Tiene hotel y guesthouse, la segunda por supuesto sale más barata. Pagamos 10$/noche por una habitación doble con baño compartido (por el mismo precio también la tienen con baño privado, pero estaba ocupada). Limpio y con personal muy agradable. Sólo hay electricidad de 18:45 a 22:00h. El WiFi de la recepción es de lejos el mejor WiFi que hemos encontrado en todo Myanmar. También tienen ordenadores con conexión a Internet por 1500 kyats/h.

- Comida: el restaurante y el bar en la playa del hotel sirven gran variedad de platos, pero sale algo caro. Las opciones baratas se encuentran bajando hacía el sur por la carretera que va junto a la playa. Nada más salir de la recepción del hotel, al cruzar la calle, hay uno donde comimos varias veces y que salía bien de precio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario